Trabajamos con el
cakewalk hasta finales del siglo XX. En 1998 conocimos el
rebirth de
propellerheads y sentimos una franca fascinación por ese sonido. Hasta ese momento no teníamos la menor idea de la importancia que la fábrica
Roland había tenido en el caldo de cultivo de la música electrónica en todo el mundo gracias a sus artilugios
TB 303,
TR 808 y
TR 909.
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la interfaz del rebirth v.2.0 de propellerheads |
El cambio de secuenciador se dio hacia el
cubase de
steinberg, al que nos habíamos resistido pese a las recomendaciones del querido
Omar Bernasconi. La decisión la tomamos porque esa casa había desarrollado el
virtual studio technology o
VST, además del sistema
Rewire capaz de sincronizar varios programas a la vez. Eso fue lo que sucedió con el Rebirth, junto al cubase respondía a los cambio de tempo y llevaba a otro lugar el escueto sonido que teníamos hasta ese momento.
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interfaz del cubase 3.0 de steinberg
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Con el cubase grabamos todos los epés de los atarbanes hasta el año pasado en que dimos un nuevo cambio. La economía mundial afecta a los países pobres en mayor medida porque tenemos que pagar por lo menos un 30% más del precio que pagan los niños del primer mundo, lo que quiere decir que es aún más caro aunque nuestro ingreso es siempre menor. El costo del cubase se fue a las nubes gracias al imbécil de Trump, así que optamos por una propuesta que tenía muy buenos comentarios y en momentos de descuento podía costar la tercera parte del cubase y dar los mismos resultados. El
studio one de
presonus es nuestro nuevo laboratorio, donde estamos grabando (por enésima vez)
el aliento del dragón.
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el interfaz del studio one 3 de presonus
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Acompañado de muchos vst gratuitos y algunos instrumentos virtuales
de
xln audio,
arturia y
toontrack (entre otros) además de nuestros instrumentos acústicos seguimos por la senda del dragón y su halitosis.
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