por fortuna para los músicos, actualmente las facilidades técnicas son mayores y mejores que hace unos años atrás. las universidades e instituciones que dictan ingeniería de sonido han generado una buena cantidad de ingenieros que salen a la calle en busca de grupos para grabar, no hay duda que la calidad de las grabaciones ha mejorado notoriamente, técnicamente hablando. ¿pero logran grabar la emoción?
en ocasiones se confunde la labor de un ingeniero de sonido con la de un productor, las dos son igual de importantes y complementarias. el productor, en mi opinión, es como el director de una película, que tiene unas canciones y busca algo específico con ellas en la estructura, el color y la emoción. el ingeniero es como el director de fotografía, que busca satisfacer las ideas del productor, buscando determinados micrófonos, técnicas de grabación y aportando ideas a favor del material.
en colombia, en este preciso momento falta el vínculo entre estas dos partes, el ingeniero hace las veces de productor, y el productor se enreda con temas técnicos, mientras los músicos no tienen clara cual es la función de cada uno de ellos en un proyecto.
no dudo que llegará ese momento de equilibrio, dotando a las grabaciones de calidad técnica y estética, pero de momento estamos un poco enredados en el asunto técnico, creyendo que solucionado ese tema, pagando grandes estudios e ingenieros, conseguiremos el favor del público, descuidando la música que es lo realmente importante.
en mi opinión, la emoción es lo primero y más importante que se busca registrar en una canción, pues cuando la canción per se es realmente buena, pasamos por alto el asunto técnico, pero no funciona al contrario, nunca (excepto que seamos ingenieros de sonido) escuchamos un disco para regodearnos con la técnica de grabación, escuchamos música para emocionarnos, bailar y cantar, eso es lo que importa.
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